Mi padre

Este es el escrito que más me he demorado en escribir. Pero es necesario rendir el homenaje. Más que a su memoria, a su legado.

En su Matrimonio y en sus Bodas de Oro

Segundo Delfín Gutiérrez Revelo, un nombre que no imaginaba en combinación porque si tomamos los dos nombres como un sujeto de oración estaríamos hablando de un Penúltimo. Esta explicación en reuniones familiares desataba varias sonrisas. Dar un nuevo significado a un nombre era algo jocoso en la familia, considerando que desde la cabeza de familia se nos puso "apodos" a todos los hijos. Yo era "el Pototo", nunca entendí su significado y hoy tampoco pretendo entenderlo. No sentía que fuera feo, pero no me sonaba muy armónico. Sin embargo, me estoy dando cuenta que ya sé de dónde heredé el gusto por enredarme con las palabras, por recrearlas y sumergirme en ellas.

Pues sí, el nombrado es mi padre, un hombre muy inteligente, no tuvo la oportunidad de cursar colegio y mucho menos universidad, pero eso nunca le fue un obstáculo para conseguir lo que quería, como lo es todo bien nacido bajo el signo de Leo. Un hombre de mucha visión, de mucho ojo para diseñar planes y ejecutarlos, para proyectarse más allá de las circunstancias que la vida le mostraba. Fue un humilde carpintero al principio, hizo todos y cada uno de los muebles de los diferentes recintos en donde vivimos, tenía inclinaciones y visión artística, sin embargo el mundo rústico que le tocó vivir en su temprana edad no le permitió adentrarse de lleno en el arte, de todos modos se las ingenió, estudió e incorporó en sus títulos el de "Maestro Ebanista" lo cual, aunado a su labor base hizo que encuentre una armonía muy equilibrada entre el trabajo esmerado de la carpintería y el de las maderas finas con los muebles de calidad. Luego fue más allá, él amaba la madera, conocía todos los tipos que había como un chef los ingredientes de su plato más exquisito. Sabía de texturas, de resistencias, de colores y desde luego de olores. Cada madera que pasó por sus manos tuvo un buen destino. Fue llamado a varias exposiciones donde con la frente en alto mostraba lo que él sabía hacer bien.

Recibiendo su título de Ebanista

Me apena mucho no haber conocido de cerca este arte que se labraba en sus manos. Cuando fui más consciente de lo que hacía "mi papi", ya él estaba en un momento de dejar eso y estaba concentrado en su mundo. Todos tenemos un "mundo konitos"*, él encontró el suyo en las raíces de árboles, le encantaba buscar formas de la vida en lo que se encontraba bajo la tierra, bajo los árboles. Recuerdo una imagen como de un caballo con muchas espadas cruzadas pero enhiesto, ese es el caballo místico que viene a mi mente cuando canto la canción de Silvio Rodríguez. También recuerdo el "concorde", una raíz en forma de un avión que hacía su despegue y la verdad es que no sé cómo hacía para trasmitir sus deseos íntimos a un ser de madera que no tenía forma definida per se. La raíz es la base del árbol, él encontraba en aquellas raíces las suyas propias, encontraba fascinación y apenas luego de escribir esta frase puedo entender que para él eso era lo más bello que podía haber hecho... una hermosa escultura mezcla de abstracto y mundano. Hoy no hay ninguna de esas esculturas junto a mí, que bobo fui al no valorarlas cuando estuvieron cerca. Muchas de ellas están en sitios importantes y es ahí donde deben quedarse.

Su jardín botánico


Conocía el empleo de tantas herramientas con nombres raros, sabía perfectamente su uso y forma de cuidado. Aunque el mini-taller que armó en nuestra casa de Quito no era tan grande como el que solía tener, yo podía revisar el lugar donde guardaba todos esos "artículos", y bueno de ahí aprendí que Adobe Photoshop debió inspirarse en un ebanista para crear su ToolBox como símil en su aplicación de diseño... martillos, serruchos, villamarquines, limas, cepillos, escuadras, botes, etc. todos con una forma caprichosa que parecían juguetes, he nombrado unos cuantos porque con sinceridad reconozco que no me acuerdo el nombre de las decenas de herramientas que habían.


Quien dice "¡eso es carpintería!" no sabe la gran ofensa que realiza por la ignorancia con la que están pobladas esas palabras. Saber manejar la madera con todas esas herramientas es de una persona meticulosa, hábil, perfeccionista, con visión espacial, con capacidad de hacer rompecabezas y unirlos. Yo armo rompecabezas, pero los armo a partir de lo que ya está hecho, él se inventaba patrones y hacía que las piezas calcen perfecto, les daba el acabado final y las mostraba orgulloso.

Tenía sus inclinaciones barrocas y del modernismo casi nunca tomó nada en cuenta, ciego a lo minimalista, siempre hizo con la madera lo que le daba la gana y tenía capacidad de reusar algunos desperdicios que quedaban para complementar la obra y entregarla.

Tocaba la guitarra, y mi madre me cuenta que solía darle serenatas para conquistarla, lo escuché una sola vez en mi vida, suficiente para recordar que la música también se la debo a él. De hecho tocó un pasillo y recordaba los acordes con bastante exactitud. Sus dedos a los 69 años estaban un poco torpes, pero no lo suficiente como para no hilar las notas que dejó guardadas en la guitarra que me regaló a los 18 años y que conservo como un tesoro musical de gratos recuerdos.

Se aburrió de la madera ¡Quién lo diría! se dedicó a escribir, publicó tres libros con sus poemas, en parte tomaba ideas de otros versos que leía, pero reconozco que hay frases que sólo las he escuchado de él. No tenía idea de lo que era el rap, pero sabía hacer rimas muy buenas. Lo heredado no se hurta.

Sus libros

Hoy he decidido escribir recordando a mi papito... beso en la mejilla derecha, beso en la mejilla izquierda y beso en la frente, no jugó conmigo, no me enseñó sus secretos para conquistar mujeres, no me enseñó a tocar la guitarra, no me enseñó a armar rompecabezas... no era su misión hacerlo, hoy puedo entenderlo con claridad.

Recuerdo que una vez fuimos por la universidad donde estudiaba mi hermano -simplemente por conocer- , llegamos a un lugar bastante desalineado donde había una puerta con candado y no se podía pasar; yo me asusté mucho y él me dijo "debe haber una salida en algún otro lado", en ese momento entendí que sólo debíamos buscar otro sitio y ya, gran enseñanza para alguien de 8 años que se sentía perdido. Hoy me pongo a pensar si él tal vez quería darme una lección de vida más importante que hasta ahora todavía no acabo de entender. Esta frase no he olvidado y curiosamente al volver a este mismo escrito me acuerdo de la escena y busco aquella otra salida.

Ciclista ¡por supuesto! como todo buen carchense que nace con una bicicleta a su lado. Su gusto por los deportes le llevó a competir e incluso a ganar unas medallas, las recuerdo muy bien, él solía hacer espacio en sus maderas para publicar sus logros. Siempre tuvo mucha visión de futuro, le era una cualidad natural que ninguno de los miembros de su familia pudo captar con exactitud. Sin embargo ahora puedo entender que muchas cosas no se me hubieran dado sin esta capacidad que logro ver en mis genes y que vino de "Don Segundo".

Ciclista de los buenos

Sé que él ahora descansa en paz, en otro plano y mi intención no es hacer una biografía post-mortem, ni siquiera he querido contar una historia cronológica. Son chispazos fruto de recordar a un gran hombre que me dio la educación, el mejor y más grande regalo que pude haberme dado, que me dio un techo al que hoy incluso a esta edad puedo ir y sentirme seguro. Esto es solamente el deseo de honrar como dice la Biblia en uno de sus mandamientos al ser que más allá de contribuir con una semilla, hizo un aporte de la mitad de lo que soy ahora.

Conscripto Gutiérrez

Él me enseñó la disciplina, la creatividad, el detalle y el esfuerzo hasta el último momento. Se fue tranquilo. Su mirada profunda y risueña es mi mejor recuerdo. ¡Gracias Papi! ¡Hasta la próxima!

Danny Gutiérrez


* Frase sacada de mi niñez fruto de alguna publicidad de galletas en donde se mostraba felicidad en un mundo imaginario, yo pensaba que esta frase la había acuñado yo, pero resulta que muchos lo hicieron al mismo tiempo, entonces queda como patrimonio para ser usado por aquellos que al contar una historia necesitan un lugar diferente al mundo en el que viven.

Comentarios

  1. Excelente Danny.
    Recordar es volver a vivir... hay muchas anécdotas muy gratas que has recordado, sobre todo y la que mas mes gusta son los "apodos": negro, cachanda, moñoña y pototo...

    Gracias Danny por estas líneas y justamente hoy acordé de él.



    ResponderEliminar
  2. Una aclaración... el no se aburrió de la madera... sino no que físicamente ya no pudo trabajar ... y se dedico a explotar su imaginación al escribir poemas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tus sensaciones, es arte, que tienes que decirme ?

Entradas populares de este blog

Estoy buscándote a ti

Ensayo sobre el Silencio

Oración a la Vida