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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Otro deseo sutil

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Y soñé contigo luego de cerrar los ojos, Al despertar tu mano de lejos me saludaba, Como un árbol de otoño me despojo, Mi despertar fue como una dulce madrugada. Soy sólo un poeta de sueños rotos, Un espejo que se asemeja a un espejismo, Me gusta mirar tus zapatos rojos, Tu caminar me rescata de este abismo. Y que más decir por el premio de una sonrisa, Me encharco en palabras por caminar deprisa, Descalzo me atrevo a acercarme a tu brisa, Encuentro tu cintura, se mueve y me hipnotiza. Deseo con ansias la noche para soñar, Deseo las madrugadas de tus ojos para vibrar, Deseo desvanecerme, perderme en sueños, Despertar contigo y no ser tan pequeño. Otaner

El primero

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Me pediste regresar a ver la Luna, No era ni nueva, ni llena, ninguna. Yo no quise soltarte de mí, Me miraste y yo sólo te vi. Has regresado de un largo viaje Descargas todavía tu equipaje, Yo sigo buscando romper mi blindaje Y de mis heridas quitarme el vendaje. Por tu imagen nocturna suspiro De mi mente no ha podido salir. Por ti en lo profundo respiro Esperando tu suave cintura sentir. Por el viento te alcanzan mis palabras, Por la noche su frescura te alaga, Te dan calor si sientes frío, Y si es calor me ayudan con tu vestido. Locura, completa locura, Pensando en la caricia de tu cintura, Hoy se abren los pétalos de mis versos, Y mañana mis dedos serán los traviesos. Otaner

Mi padre

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Este es el escrito que más me he demorado en escribir. Pero es necesario rendir el homenaje. Más que a su memoria, a su legado. En su Matrimonio y en sus Bodas de Oro Segundo Delfín Gutiérrez Revelo, un nombre que no imaginaba en combinación porque si tomamos los dos nombres como un sujeto de oración estaríamos hablando de un Penúltimo. Esta explicación en reuniones familiares desataba varias sonrisas. Dar un nuevo significado a un nombre era algo jocoso en la familia, considerando que desde la cabeza de familia se nos puso "apodos" a todos los hijos. Yo era "el Pototo", nunca entendí su significado y hoy tampoco pretendo entenderlo. No sentía que fuera feo, pero no me sonaba muy armónico. Sin embargo, me estoy dando cuenta que ya sé de dónde heredé el gusto por enredarme con las palabras, por recrearlas y sumergirme en ellas. Pues sí, el nombrado es mi padre, un hombre muy inteligente, no tuvo la oportunidad de cursar colegio y mucho menos universidad,