Ensayo sobre la Montaña



La Montaña no es lugar, es un instante en el que la naturaleza te da la oportunidad de ser parte de ella.
A la Montaña se la saluda, con el mismo candor que existe cuando se encuentran dos amantes y precisan su reencuentro. La Montaña no es sólo una explosión volcánica, es la expresión de la Madre Tierra diciendo que está viva.

Cuando se visita a un gran amigo, se lleva un gran regalo, la Montaña espera lo mismo, siempre se es un invitado de honor, su espíritu siempre espera con los brazos abiertos, y con seguridad alguna sorpresas tendrá, sin embargo ella no espera regalos materiales, el corazón del caminante en sí mismo es el regalo que necesita y la Montaña está atenta a esa generosidad para abrir sus senderos y permitir saber quién es cada uno.

La Montaña es una mujer desnuda, abierta para todos, esperando ser enamorada y conquistada, y como toda mujer bella, tiene sus caprichos, sus exigencias, sus detalles y sus gestos.

La Montaña sopla su viento mientras se la escala para dar aliento, es preciso no desperdiciar el aire de sus pulmones para llenar los nuestros con la pureza de la vida.

La Montaña puede llorar con la lluvia, también tiene emociones, también emana sentimientos, por eso la Montaña debe ser cuidada como un tesoro.

La Montaña es una niña traviesa y juguetona, persigue mariposas y se esconde detrás de los árboles, se resbala en sus pajonales y es vertiginosa en sus miradores. Es dura como la roca pero también aprendió a ser suave como el pasto.

La Montaña es un punto y a la vez es una extensa explanada, un pico, un valle, es aristas intrépidas, es sonrisas, es sol, es madrugada, es una flor, es un río, una piedra de voluntad.

A veces se nubla, ¡por supuesto que se nubla!, es un ser vivo, y así como cada persona necesita su intimidad y cubrirse, ella puede decidir ocultarse o dejar caer sus vestidos de nubes y mostrar su belleza.

Su corazón nadie lo conoce, ¿Quien conoce el corazón de una musa?

Hoy este manojo de palabras inspirados en los caminos que recorrí, sólo quieren decir a los cuatro vientos que amo estar en tus faldas, en tus recovecos, sobre ti, acariciando tu superficie y bebiendo tus cristales húmedos.

Esta es mi oblación, esta es mi dedicatoria, esta es mi realidad.

Otaner

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