El cuento del mundo
A veces al mundo le dan ganas de disfrazarse de algún cuento y me pide que lo escriba, y aunque sabe que soy bastante torpe en las palabras, me pide imágenes, sonidos y sensaciones, pero eso si, deben ser nuevas, que no existan, ni que tengan nombres, solo me pide crearlas y ponerlas a rodar.
En este afán, me pongo a crear personajes, algunos son serios y muy altos, otros son coloridos y con mucho brillo en los ojos, incluso me dan ganas de crearme a mi mismo, pero mi alma inquieta no deja de moverse y no puedo captar mis detalles. Busco a las mujeres, esas musas doradas que nadan como sirenas detrás de los grafittis que algún pintor de sueños dibujó. Invento payasos, magos, comediantes y todo tipo de gente normal.
Lo que siempre me fue difícil, es crear escenarios, nunca he caminado lo suficiente para imaginar tantos espejos pintados de luz.
De todos modos palabreo grandes árboles, musiqueo praderas color marfil, y hago esculturas de animales que caminan libres, tan libres, que cada vez que escribo una letra ellos dan un paso, a donde?, pues a donde va a ser... al centro, al centro de la espiral al que al mundo le gusta viajar.
Debo confesar que lo que más me gusta es mezclar el tiempo de los hombres, es decir, lo que nunca pasará se llama pasado, y lo que quieres que pase se llama presente, con respecto al futuro, ando peleado, la otra vez me conjugó mal y me hecho volando de la realidad.
Tuve una idea, y espero contarla en mi cuento, cuando puse las nubes en el cielo, a cada una le colgué un hilo transparente, así me aseguraba que si alguien no estaba contento con lo que yo contaba, entonces tomaría cada hilo con su pulgar y su índice, y subiría para buscar la habichuela mágica que le regrese a este mundo de gigantes de lo pequeño.
Lo mejor de todo es que no tengo que escribir nada en realidad, solo pienso y cada personaje es libre, a veces me hace preguntas que no puedo responder, entonces invento algún juguete de papel y me convenzo de que allí hay alguna solución, por lo que mi personaje y yo corremos juntos para cogerlo y leerlo, solo que en esos embates me tropiezo con alguna piedra que no puse y me río.
Cuando las ganas de ser cuento se la van al mundo, yo nuevamente me disfrazo de realidad, me perfumo de seriedad y me pongo el sombrero de la cordura, y sigo haciendo travesuras, melomanías y quijotadas. Y espero para nuevamente disfrazarme de humano y seguir en el cuento del mundo...
En este afán, me pongo a crear personajes, algunos son serios y muy altos, otros son coloridos y con mucho brillo en los ojos, incluso me dan ganas de crearme a mi mismo, pero mi alma inquieta no deja de moverse y no puedo captar mis detalles. Busco a las mujeres, esas musas doradas que nadan como sirenas detrás de los grafittis que algún pintor de sueños dibujó. Invento payasos, magos, comediantes y todo tipo de gente normal.
Lo que siempre me fue difícil, es crear escenarios, nunca he caminado lo suficiente para imaginar tantos espejos pintados de luz.
De todos modos palabreo grandes árboles, musiqueo praderas color marfil, y hago esculturas de animales que caminan libres, tan libres, que cada vez que escribo una letra ellos dan un paso, a donde?, pues a donde va a ser... al centro, al centro de la espiral al que al mundo le gusta viajar.
Debo confesar que lo que más me gusta es mezclar el tiempo de los hombres, es decir, lo que nunca pasará se llama pasado, y lo que quieres que pase se llama presente, con respecto al futuro, ando peleado, la otra vez me conjugó mal y me hecho volando de la realidad.
Tuve una idea, y espero contarla en mi cuento, cuando puse las nubes en el cielo, a cada una le colgué un hilo transparente, así me aseguraba que si alguien no estaba contento con lo que yo contaba, entonces tomaría cada hilo con su pulgar y su índice, y subiría para buscar la habichuela mágica que le regrese a este mundo de gigantes de lo pequeño.
Lo mejor de todo es que no tengo que escribir nada en realidad, solo pienso y cada personaje es libre, a veces me hace preguntas que no puedo responder, entonces invento algún juguete de papel y me convenzo de que allí hay alguna solución, por lo que mi personaje y yo corremos juntos para cogerlo y leerlo, solo que en esos embates me tropiezo con alguna piedra que no puse y me río.
Cuando las ganas de ser cuento se la van al mundo, yo nuevamente me disfrazo de realidad, me perfumo de seriedad y me pongo el sombrero de la cordura, y sigo haciendo travesuras, melomanías y quijotadas. Y espero para nuevamente disfrazarme de humano y seguir en el cuento del mundo...
Me ha encantado tu forma tan lúdica de describirlo..
ResponderEliminarPor eso hay que escribir amigo, caso contario, todas las historias, personajes, paisajes, colores, mundos que nos habitan.. ¿a dónde irían??
O lo que es peor.. ¿a dónde nos conducirían??
jeje.. Y bueno.. creo que esto de escribir y pecibir el cuento del mundo siempre nos tiene un tanto al filito de la esquizofrenia ¿no? ;)
Genial que hayas vuelto.. Y te recomiendo que visites un hermoso lugar en el que podrás escribir los cuentos que quieras: se llama "Relato completo, relato Comansi". Es una comunidad mundial de escritores, en la cual se publicar relatos de todos periódicamente. Es muy enriquecedor y de seguro estarán muy contentos con tu aporte ;)
He aquí la dirección:
http://relatocompleto-relatocomansi.blogspot.com/
o si prefieres, pásate por mi noche que lo tengo enlazado ;)
un abrazo
Revisé la comunidad y me parece interesante, no me gusta el diseño gráfico pero las historias son plenas, si algún momento me animo les mando la historia, gracias por el dato !!!
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