La Mariposa Verde


Aparece volando en mi jardín,

Abre mis ojos con su color de esperanza.

La veo, la admiro, la pienso,

La siento como una soledad lejana.


No está quieta y es nerviosa,

Dejan brillos y destellos sus aleteos,

Como migas de pan en el camino,

Camino nunca transitado de mis deseos.


Duerme vestida con la desnudez del abrazo.

Sueña despierta con la calidez de mis pasos.


Aunque su peregrina mirada 

Se abate y se esquiva de mi rostro,

Sé que me mira airada,

Reflejándose tímida en mis ojos curiosos.


Sus antenas me encuentran,

¿O será que le gusta dejarse encontrar?

Desde lejos ubico su saeta,

Y admirándola de lejos aprendo a volar.


No evapores mi agua y yo no apago tu fuego,

Es el acuerdo sin palabras que tenemos.


Invitada de honor en mi Edén,

A veces descansa con sus alas abiertas,

Creo que la he visto volverse hada,

Cuando con aquella caricia se despierta.


Otaner

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