Amaneciendo



Tengo ganas de que me abraces, y de no ser posible tengo ganas de abrazarte,
o de un abrazo envuelto con papel de semillas de viento,
o de un beso,
de esos que cada labio rodea cada piel,
de esos que nadan en el sueño y que se buscan con los pies en el agua.

Tengo ganas de las gotas de limón y caramelo que embriagan mis mañanas
y del susurro azul de tu voz en mi pecho

Tengo ganas de las yemas de tus dedos en los perfiles de mi cuerpo,
y del reluciente amanecer de tus caderas en mi música.

Tengo sueño y despertar,
un melodioso juego de abrires y cerrares de ojos e imágenes,
de un sol que cubra las sombras de nuestros pies y nos abrigue hasta el alma.

Tengo agua en mis manos, bébela,
de la misma forma en que bebes mis pensamientos,
bríndame de tu sed y báñame de color,
deja que se escurra por mis recovecos y encienda el sutil deseo de imaginarte.

O al menos lánzame con tus manos un poema a la distancia,
al menos un verso que resuene por las ondas del aire,
o una palabra que signifique que hay un suspiro que reza por mí.

Te veo y me ves, te sueño y me piensas,
humedad conjugada en este parnaso de versos deseantes,
de sentir con profundas ganas tu mirada en mi deseo.

Otaner

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