MexiQuito


Pensé que todo iba a ser distinto, pensé que la cultura, la comida, la gente, el clima, el transporte, todo iba a ser diferente, pero en realidad entre más ingreso en este país, me doy cuenta que él único que es diferente soy yo.

Me parece ver a mis amigos quiteños en los rostros de mis compañeros de trabajo mexicanos, me parece ver en un compañero de trabajo mexicano a mi vecino del barrio donde vivía, y no es que sean físicamente iguales, de hecho ni siquiera se parecen, pero es como un rompecabezas en donde ciertas piezas a pesar de no ser del lugar, calzan, y lo mejor es que lucen bien. Y de esa forma veo cómo mi panorama es igual, pero distinto.

Me ha parecido encontrar a mi familia en rostros de desconocidos, y rostros de medio desconocidos en mis estudiantes. Actitudes de grandes amigos en mis compañeros de clase. He visto familiaridad en personas que me atienden en los restaurantes. He encontrado los mismos tipos de timidez, las mismas alegrías, hasta las mismas contradicciones y con pena también hasta las mismas ignorancias.

Y me pregunto... ya he estado aquí? ellos ya estuvieron allá? y aunque la interrogación bien parecería retórica en este instante, las respuestas me cambian todos los días. La pregunta me luce distinto y las palabras me saben distinto también

Los árboles de este bosque mágico me han parecido largas calles de Quito. Hasta las ciudades que he visitado me han parecido iguales, Querétaro, Cuenca... Cuenquétaro.

Y bueno al ver las noticias puedo ver que somos tan distintos, pero y por qué no siento que lo somos? El cielo de cada lugar ofrece azules tan diferentes, pero para mí es el mismo cielo que me cobija. La fortaleza de sus lluvias tiene un agua distinta, pero yo igual amo mojarme en cada una de ellas como si fueran las mismas gotas del cielo.

De hecho no es sólo un simple déjà vu, sino todo un juego de paramnesia que en mi emoción por encontrar lo conocido y desconocido aparece para darme pistas en un juego interminable de conocimientos y experiencias.

No me siento extranjero, a pesar de que tanto papel migratorio quiera convencerme de lo contrario. Según un par de "cuates/carnales" con que sepa alburear y comer chile estoy del otro lado. Las palabras me cambian los contextos y hasta estaba haciendo un diccionario mexicano-ecuatoriano para ayudar a aquellos que migran (que de a poco me estoy animando a publicar), pero son tan ricos los juegos de palabras que no quiero privar a nadie de la experiencia de nadar y perderse en ellos y de crear esa fusión latinoamericana que tanto sueño.

Amo el lugar en el que me encuentro, amo el lugar de donde vine y sé que amaré el lugar a donde iré. Estar aquí me recuerda el picante que debo ponerla a la vida. El respiro de cada suspiro, el aliento que me falta y el camino en el que me resbalo me hacen sentir vivo.

El silencio y su música me detienen el tiempo...

Así me siento hoy en MexiQuito.

Otaner
Fotos gracias a:
Amanecer Santa Ana, Caro Navas
Atardecer Quito, Diana Amores

Comentarios

  1. mágico, somos del mundo, y somos del todo.

    ResponderEliminar
  2. La magia es parte del crecimiento

    ResponderEliminar
  3. Bonita experiencia en tan bello lugar...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tus sensaciones, es arte, que tienes que decirme ?

Entradas populares de este blog

Estoy buscándote a ti

Ensayo sobre el Silencio

Oración a la Vida